HABLEMOS DEL DÓLAR
Desde la llegada de la pandemia, nuestra economía -pequeña y dependiente al comercio exterior- se ha visto afectada en subidas o bajadas en el tipo de cambio, lo cual termina afectando directamente los precios de la canasta básica -en el cual todo consumidor ha visto su capacidad adquisitiva disminuir- esto indica un ritmo acelerado en su incremento, lo cual afecta de mayor manera a la población con menores ingresos, es decir, los más vulnerables.
Por su parte, el escenario nacional con una segunda vuelta en desarrollo, genera incertidumbre por propuestas económicas no “tan viables”, un factor desincentivador en la economía nacional, que afecta, de forma directa o indirecta, el bolsillo de todos los peruanos, pues provoca en los pequeños y medianos empresarios incertidumbre, pues algunos dependen del precio de los bienes importados expresado en dólares, que forman parte de su cadena de producción.
El último aumento -parcialmente previsible- que volvió a tocar el máximo histórico de S/ 3.85 el dólar, viene conjuntamente con la intervención moderada del BCRP, cuyo accionar está delimitado en los márgenes de la decisión: de retirar más soles para mantener el precio del sol frente al dólar, pero en plena reactivación económica seria desincentivar la inversión, así como emitir swaps bancarios.
En cristiano, la recuperación de la economía es prioritario pero el escenario nacional como el internacional no nos permite mantener estable el mercado cambiario.
Escribe: Hakira Layme Bonifacio (Desenredo Político)
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