El hombre del otro día
ASE ha fallecido, y Ayacucho lloró su partida. Se ha marchado un verdadero tesoro literario y periodístico, Antonio Sulca Effio, cuyo legado trascenderá generaciones. Con su pluma afilada y su pasión por el quechua, dejó una huella imborrable en el corazón de esta tierra.
Nacido
1938 y criado en Ayacucho, fue mucho más que un periodista y escritor; fue un
incansable defensor del idioma quechua. Su amor por esta lengua ancestral se
reflejó en cada línea que escribió en todas sus publicaciones y en cada
entrevista realizada. Sus palabras eran puentes que conectaban el pasado con el
presente, y su voz era un eco de las tradiciones que se resisten a desaparecer.
Desde
muy joven se desempeñó como guardia en la Guardia Nacional del Perú. Cursó
estudios de maestría de primaria y de secundaria en Lengua y Literatura. Lo que
le llevó a trabajar en teatros y tener un amor nato por el flolkore, el arte y
el idioma quechua. Desde 1980 hasta su jubilación se desempeñó como docente en
la cátedra de Quechua de la Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga
(UNSCH)
Durante
décadas, Sulca Effio trabajó incansablemente en los medios de comunicación,
informando a su comunidad sobre los eventos locales y nacionales. Su pluma era
valiente y su compromiso con la verdad inquebrantable. Ayacucho confiaba en él
para contar sus historias y luchar por sus derechos.
Pero
Antonio Sulca Effio también era un escritor de renombre. Sus obras literarias,
impregnadas de la esencia de Ayacucho y el quechua, resonaron en todo el país.
Sus cuentos y poemas eran ventanas a un mundo rico en cultura y tradición, y
sus novelas exploraban las complejidades de la identidad y la historia de esta
región.
Ha
publicado varios poemarios bilingües, escritos en un quechua cotidiano y con
traducciones castellanas. Según Gonzalo Espino Relucé, Sulca así como Ch'aska
Anka Ninawaman, por ser quechuahablante nativo, ha cortado “con el quechua
domesticado y colonial, para pasar un quechua que pertenece a los runas”.
Ejemplos de su poesía erótica hay en sus poemarios Watuchi, Hayku,
Harawichantin publicado en 2016 y Machimina publicado en 2007.
Por
esta reconocida trayectoria, ASE fue reconocido innumerables oportunidades por
las autoridades locales y nacionales. En 2012 ganó el Premio Nacional de
Literatura en Poesía Quechua con Chirapa Wiqi.
Hoy,
mientras el sol se ponga sobre las montañas que rodean Ayacucho, la comunidad
llorará la pérdida de este ilustre hijo suyo. Pero también celebrará su legado,
que perdurará en las palabras que dejó escritas y en el corazón de aquellos a
quienes tocó con su pasión por la cultura quechua y su compromiso con la
verdad.
Que
su memoria nos inspire a preservar y honrar nuestras raíces culturales, tal
como él lo hizo con tanto fervor a lo largo de su vida.
José Antonio Sulca Effio descansa en paz
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