Regreso al espacio donde todo empezó


Un día estás arriba, al otro abajo. En un momento te sientes célebre, simplemente porque los coleguitas confundieron “intervenir” con “solicitar información”, y en otros no eres nada. Y así pasa los segundos, los minutos, las horas, los días, las semanas, los meses, los años, las décadas… pasa la vida. Convirtiéndote en un espacio, en un muro, en una plataforma, en una especie de canal de información.

Sin embargo, todo tiene un final. Y, cuando menos te lo esperas, te conviertes en un túnel con secreto que todos quieren conocer, pero que paradójicamente es un espacio vacío. Como un terreno de Mollepata del siglo 20, que nadie prestaba la mínima atención. Pero la vida sigue su curso, porque ni en su más remota tragedia pensará detenerse.

El 6 de junio le puse fin a mi relación profunda de 12 años con Ensartes, el primer medio digital de Ayacucho. Sí, nos guste o no somos parte de la historia no contada del periodismo digital ayacuchano.

Le puse fin porque ya era tiempo de hacer otras cosas, de ver otros espacios, de ver qué hay por aquí, qué hay por allá. Definitivamente la pandemia del nuevo coronavirus tuvo mucho que ver. 

En las semanas previas al 6 de junio me sentía agotado, aburrido y desencajado al compartir información por todas las plataformas digitales de Ensartes (redes sociales, web y mensajería instantánea). Pero, no voy a negar la enorme satisfacción que me generó Ensartes desde marzo de 2008 hasta el 6 de junio de 2020. Aunque, también, debo reconocer que me sacó de la simplicidad y naturalidad al momento de opinar sobre algún tema en particular: escribir.

En los inicios de Ensartes mis días y mis horas transcurrían entre novelas, libros de política, cigarrillos, noches de tertulia en los diferentes prostíbulos de la ciudad y de parranda rotunda con mis amigos en aquel espacio preciso de mi casa de Asamblea y Pokra: mi cubil. Exacto, como el cubil felino de los Thundercats.

Era, sin duda, la vida tranquila y relajada para entender realmente qué sucedía en Ayacucho, el Perú y el mundo. Siendo sincero debo decir que no hay aprendizaje y experiencia más rica, entretenida y placentera que descubrir cómo es nuestra sociedad que estar cerca de la vida. Ni la mejor universidad te da la libertada de palpar la realidad.

Por eso, bajo al llano para rencontrarme conmigo mismo. Para levantar las piedras. Para sacar el polvo de los cajones y regresar después de 12 años al espacio donde todo empezó: mi blog.



Primer diseño: 2008


Foto: Bas Branny - 2014

Conclusión: Regreso al espacio donde todo empezó, mi blog. 

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