En búsqueda de la renovación
A puertas de las elecciones del Domingo 11 de abril de 2021 y del bicentenario, trae consigo asumir la desvinculante relación entre lo público, lo privado y lo político, siendo –este contexto– una invitación directa hacia las organizaciones políticas en todos sus niveles para trabajar en ello.
Frente a ello, la renovación política no es una idea moderna en el Perú, es decir, no es un tema nuevo sobre el cual trabajar, pero no ha sido una ocupación principal en las organizaciones políticas con “membrete electoral”. Es necesario, por ello, preguntarse por qué la llamada renovación no ha llegado pese al surgimiento de nuevos liderazgos y grupos organizados –representantes de la sociedad civil–, y es que las decisiones de los partidos y movimientos políticos, han sido una apuesta por su rentabilidad, cuyos promotores “negocian y venden números” permitiéndoles encabezar sus listas hasta más de tres veces –imposibilitando la renovación–.
Pese a las iniciativas normativas que existen en nuestro país, que buscan incluir grupos culturales y sociales dentro de las listas de candidatos, la respuesta fue tratarlos como un relleno con los últimos números, viéndolos solo como “el requisito joven, mujer e indígena”, y de cumplir las tres características, la vuelta a la ley estaba hecha. Esto trajo como resultado marcadas elites políticas y económicas con cuestionadas posiciones políticas y morales, evasoras de la historia de violencia y tratando de gobernar como si ella no hubiera tenido lugar.
El nuevo siglo de vida que iniciaremos, no puede empezar con organizaciones políticas que evadan la responsabilidad de formar nuevos cuadros políticos capaces de asumir el compromiso de un cargo público; ello, con el sentido organizado hacia un proyecto nacional. No podemos continuar con personas capaces de ser caudillos del poder político, de avalar incluso sus crímenes más terribles y sus estafas más descaradas con tal de conseguir sus objetivos propios.
La recuperación de la política comenzará con la apuesta por nuevos actores políticos salientes de lo social, respetuosos de nuestras diferencias culturales, capaces de comprender los problemas y necesidades del Perú, que trabajen en la reconciliación, que valoren la naturaleza en lugar de alimentar visiones individualistas del mundo, prejuicios e intereses particulares.
Para ello es necesario formar a estos nuevos actores como conocedores de los problemas existentes en la gestión y administración pública; así como también de los privilegios inmoderados y de las exclusiones terribles, de la injusticia, de la impunidad y tantos otros temas que hoy, al parecer, quedan como una tarea de las organizaciones sociales y políticas que desean cambiar la realidad nacional y regional.
La tarea de hoy: restaurar la política con nuevos actores que lleven a la reflexión y la discusión sobre la validez de los fines y la licitud de los medios.
Escribe: Katherine Hakira Layme Bonifacio.
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